Benefit-Banner-11
21.10.2015 | Actualidad
Share on FacebookTweet about this on TwitterPin on PinterestShare on Google+Share on LinkedIn

Falta de sintonía entre el mensaje político y las reformas fiscales

Pablo Gómez-Acebo Calonje
Socio – Departamento Mercantil

Abogado, miembro del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid y del New York Bar, EE.UU., MAJ de Empresas por el Instituto de Empresa, ponente y profesor habitual de prestigiosas instituciones de formación legal en materia de derecho inmobiliario y mercantil.

La reforma tributaria planteada no encaja con el mensaje político de bajada de impuestos. Por un lado venimos de años de crisis en los que la presión fiscal ha subido desmesuradamente para poder cuadrar las cuentas públicas. Por otro la reforma disminuye los tipos nominales, pero lo que se cuece en la trastienda es incrementar los tipos efectivos de tributación. Y con todo esto lo más preocupante es que sigue sin abordarse la reforma más importante, dotar de seguridad y estabilidad jurídica al inversor.

Venimos de una profunda crisis de la que parece (toco madera a la vez que escribo esto) que empezamos a salir y que ha provocado importantes incrementos de la presión fiscal con el objeto de tratar de cuadrar los presupuestos del Estado, Comunidades Autónomas, etc.

Con los diferentes proyectos de Ley publicados y en fase de tramitación, a los políticos no les duelen prendas en afirmar que tras la aprobación antes de final de año de la reforma tributaria, 2015 será el año de la bajada de impuestos en el sistema tributario español. ¿Acaso se han resuelto los problemas presupuestarios y ahora sobra dinero en el sistema? ¿Acaso los que se denominaron ajustes transitorios van a deshacerse cuando mas bien se atisban como definitivos?.

Este tipo de afirmaciones, después de lo que ha llovido en los últimos años a nivel fiscal, debieran hacerse con la boca pequeña por cuanto, lo que ocurre en la mayoría de los casos es que se reducen los tipos de gravamen, pero la tributación efectiva resultante se mantiene igual que hasta hora o incluso se eleva.

Por citar algunos ejemplos, en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas desaparecen los “míticos” coeficientes de abatimiento y los coeficientes de actualización con el consiguiente aumento de tributación de las ganancias patrimoniales o se limitan las exenciones por indemnizaciones por despido.

Una vez más se pone de manifiesto la falta de sintonía entre los políticos, su “negocio” de captación de votos y la realidad fiscal que nos acompaña día a día a empresas y particulares y que supone una pesada mochila con la que cargar en el desarrollo de nuestra vida, negocios, inversiones, etc.

Además de lo anterior, nadie se ruboriza por no abordar de una manera tajante y definitiva la falta de seguridad jurídica existente actualmente. Se continúa sin atajar las situaciones que en muchas ocasiones causan sorpresa, indignación y que los asesores no conseguimos hacer entender o explicar a nuestros clientes cómo es la falta de sensibilidad entre la administración y el administrado para garantizarle que pueda desarrollar su negocio sin sobresaltos.

Independientemente de que todo el mundo desea pagar cuantos menos impuestos pueda, lo cierto es que el empresario quiere, desea y ruega por la estabilidad que le permita desarrollar su negocio sin que le cambien las reglas del juego a mitad de partido. El empresario planea sus negocios sobre la base de la información tributaria que conoce hoy. Si el business plan se va desarrollando tal y como el empresario ha previsto, pequeñas variaciones fiscales podrán ser absorbidas por el negocio sin grandes problemas de rentabilidad. Marejadas como las vividas hasta ahora y las que trae a cuestas la reforma fiscal pueden desestabilizar a los negocios más estables.

Adicionalmente, ¿cómo le explicas a un inversor extranjero la creciente complejidad administrativa general y, específicamente, la fiscal, la variedad normativa de cada Comunidad Autónoma o de cada Ayuntamiento en relación con la Comunidad Autónoma o Ayuntamiento vecinos o, superada la maraña administrativa, la imposibilidad de establecer un marco regulatorio que se mantenga estable, que permita llegar a acuerdos con las autoridades fiscales que garanticen la estabilidad de la inversión?

Cambia la normativa tributaria, cambia la normativa mercantil, volverá a cambiar la normativa laboral,…. y detrás de tanto cambio, las empresas y los asesores deberemos navegar contra esta tempestad.

Me gustaría recordar que cuando hablo de empresas, no hablo de las grandes empresas, que son las mejor preparadas para capear el temporal, sino del grueso de las empresas que con mayor o menor facturación no dejan de ser PYMES o PYMES “grandotas” (permitidme la licencia) cuyas estructuras no pueden soportar con solvencia estos vaivenes normativos.

En posteriores capítulos entraremos en materia de las cuestiones más importantes de la reforma tributaria, pero de entrada queríamos empezar por aquélla que entendemos que no ha sido abordada por el momento y que consideramos es la más importante para el futuro de nuestros clientes, la seguridad y estabilidad jurídica que permite atraer inversión y desarrollar negocios sin sobresaltos.